domingo, 19 de junio de 2011

JADZHI MURAT de Leo Tolstoi

Traducción: Víctor Gallego
Edicion, 15 de abril del 2008 (Aniversario del nacimiento de Robert Walser)
Editorial: Nórdica Libros
Páginas: 194

Esta novela se publicó en 1912, muerto ya LeoTosltoi . En esta edición aparece junto al relato El cupón falso, que no he leído.

Murat, por discrepancias con el jefe Shamil, decide pasarse a los rusos y negociar con ellos, tratando de recuperar a su familia, retenida por Shamil. Los generales rusos mantienen ciertas discrepancias sobre cómo manejarle, que la intervención del zar en persona deja zanjadas. Pero Murat pertenece a otra cultura más atávica, no se aviene a los hábitos civilizados de los rusos. El viejo conflicto entre chechenos y rusos, musulmanes y cristianos, dos culturas antagónicas, en fin, estalla constantemente.

Tolstoi va saltando de un campo a otro, entretejiendo la narración de un soldado ruso y la de Murat y sus seguidores, la del príncipe Voróntsov y el hilo de pensamiento del propio zar, y vuelta a Murat, la intervención de Butler, soldado que en mi opinión representa al propio Tolstoi, en su juventud. La magnífica imagen de Murat a caballo, nos deja una huella indeleble: una presencia majestuosa, erguida como el cardo florido pero rodeado de espinas que origina los recuerdos del autor. Principio y final bellísimamente engarzados, con la metáfora del cardo mutilado en medio del campo yermo.

LEIDO por.... Andrés:

Esta novela corta, que según algunos está inspirada en las propias experiencias de Tolstoi en el Caúcaso, es considerada por Harodl Bloom el mejor relato del mundo. Escrita es las postrimerías de su vida, fue publicada postumamente.

Desde luego es una gran novela, pero yo, desde mi capacidad limitada, no me atrevería a decir lo mismo que Bloom. He leído otras novelas cortas que me han parecido mejores en el momento de leerlas.

La capacidad de Tolstoi para dar vida a los personajes es admirable, de forma que personajes secundarios, salvo el protagonista Jadzhi Murat todos lo son, tienen una fuerza inusitada mientras están presentes, pareciendo que Murat es un fantasma que ayuda a mantener la narración y a permitir al autor enlazar los acontecimientos. Asombra como los retrata de manera tan magistral y como, al hilo de la acción que nos narra, nos presenta distintos aspectos de la sociedad rusa de la época, principalmente un ejercito ruso repleto de corruptos (el Zar a la cabeza), valientes y caballerosos guerreros, con un exquisito sentido del respeto al enemigo. Asistimos así a las tribulaciones de un heroico checheno rebelde que busca la salida a sus problemas con su antiguo jefe Shamil, entregándose al ejército ruso, para terminar de forma valerosa y trágica su vida. Relato de hombres, pero donde las pocas mujeres que aparecen están tan bien retratadas como Tolstoi nos demostró en sus grandes novelas.

La imagen del cardo tártaro tronchado que inicia y cierra el relato es altamente sugerente.
Tolstoi con uniforme militar en 1854
Me encanta la forma en que, a base de hechos que parecen intrascendentes, nos transmite sentimientos:
1. El respeto y temor al enemigo muerto: “Una vez que todos hubieron contemplado la cabeza, volvieron a entregársela al cosaco, que la metió en el saco, tratando de que no hiciera mucho ruido al chocar con el suelo
2. El desprecio al enemigo presente: “Después de sacar las piezas de oro y disponerlas en siete columnas de diez (Jadzhi Murat recibía una asignación de cinco monedas de oro al día), las empujó hacía él. Jadzhi Murat se las metió en la manga de la cherkeska, se levantó, dio inesperadamente un golpecito en la calva al consejero y se dirigió a la puerta

Como muestra de la importancia de la traducción elegida al leer un libro, a continuación reproduzco los mismos párrafos de la copia que he podido bajarme de internet:
1. “Cuando todos hubieron mirado la cabeza, volvieron a dársela al cosaco. Este la metió en el saco, procurando que tocara el suelo lo más levemente posible” (Donde se pierde en parte, a mi parecer, el efecto repulsivo del golpe de una cabeza en el suelo)
2. “Kirillov sacó monedas de oro y las distribuyó en siete rimeros de diez que empujó hacia Hadyi Murad (éste recibía cinco monedas de oro por día). Hadyi Murad recogió el oro en la manga de su cherkeska, se levantó, de improviso dio al consejero una fuerte palmada en el hombro y salió de la sala” (en donde la calva se transmuta en hombro, maravillas del lenguaje, perdiendo parte del efecto humillante del acto de Hadzhi Murat)

Mi cachico:

Cuando llegamos al campamento, Gamzat condujo al jan al interior de su tienda; yo me quedé con los caballos. Me encontraba al pie de la montaña cuando oyeron disparos en la tienda de Gamzar. Corrí hacia allí y mi a Umma Jan tendido en el suelo, en medio de un charco de sangre; a su lado Abununtsal combatía con los miurides. Le habían cortado una mejilla de un tajo y él se la sujetaba con una mano, mientras con la otra blandía el puñal contra todos los que trataban de acercarse. En mi presencia mató al hermano de Gamzat, y estaba ya a punto de abalanzarse sobre otro hombre cuando los miurides le dispararon hasta que se desplomó.
Jadzhi Murat interrumpió su relato. Su rostro curtido por el sol se había cubierto de un rubor oscuro y tenía los ojos inyectados en sangre.
-Me asusté y huí.
-¿Es posible? -exclamó Loris-Mélikov-. Pensé que no conocías el miedo.
-Desde entonces no lo he tenido nunca. El peso de esa vergüenza me ha acompañado siempre, y su simple recuerdo basta para que no me arredre ante nada
miurid: seguidor o partidario
jan: principe, hijo de un caudillo

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