domingo, 3 de febrero de 2013

LA CONTABILIDAD PRIVADA DE CHRISTIE MALRY de B. S. Johnson

Traducción: Marcelo Cohen
Edición: 2012
Editorial: Libros del silencio
Páginas: 204

Christie Malry es un joven humilde que ambiciona estar cerca del dinero del que carece. Por ello acepta empezar a trabajar como empleado bancario, pero el ambiente gris y asfixiante pronto le convencerá de que debe buscar nuevos escenarios en los que perseguir sus objetivos. Hacerse contable, su siguiente movimiento, no le acercará más al éxito, pero sí le hará descubrir la herramienta esencial para alumbrar la Gran Idea que dará sentido a su existencia: la contabilidad por partida doble, que Christie adoptará para hacer, literalmente, balance de daños y beneficios en su relación cada vez más turbulenta con un mundo que percibe injusto y despiadado, y contra el que se declara en guerra abierta.  
 
Heredero de la mejor tradición satírica británica y deudor de las innovaciones de Laurence Sterne, B. S. Johnson logra ensamblar perfectamente la narración con su reverso: un cuestionamiento de las instancias narrativas que atraviesa todo el texto a mayor gloria de un humor ingenioso y chispeante que convive con la furia y la amargura más descarnadas. Tan lúdica y liviana como inteligente y provocadora, La contabilidad privada de Christie Malry (1973) representa una inmejorable puerta de entrada a la obra de un autor extremadamente singular y objeto de un culto creciente.
 
Comienza así:
 
“Christie Malry era una persona ingenua.
 
No le había llevado mucho tiempo comprender que el dinero no constaba en su origen; que por lo tanto tendría que procurárselo de la mejor manera posible; pero procurárselo con métodos que la sociedad consideraba delictivos acarreaba sanciones desagradables (y para él inaceptables); que había otros métodos que la sociedad (algo arbitrariamente) no consideraba delictivos; y que probablemente el recurso más práctico para él fuera situarse cerca del dinero, o al menos cerca de quienes lo ganaban. De modo que había resuelto convertirse en empleado  bancario.
 
Ya les he dicho que Christie era una persona ingenua.”

LEÍDO  por.... Andrés:

Leí hace tiempo alguna reseña muy positiva de esta novela, es cuanto recuerdo después de la larga espera hasta que he podido hacerme con ella.

Para entender en toda su profundidad esta novela es conveniente leer el prólogo de
John Lanchester (traducción de Marc García). En éste nos enteramos de las ideas del autor a cerca de como debe ser la novela actual (publicada en 1973). “Pensaba que en lo concerniente a la función de contar historias otros medios habían tomado la delantera a la novela; principalmente el cine y la televisión […] La labor de la novela debía ser la de concentrarse en la descripción de los estados internos, que era lo que mejor hacía que cualquier otro medio” .

De esta forma cobra sentido el que el narrador, en su continuo diálogo con el lejano lector escriba: “Debería hacerse ahora un intento de caracterizar la apariencia de Christie […] ¿Que lector puede competir con la imaginación de los lectores?, para rematar con “Christie, pues, es de silueta, altura, peso, complexión y tez corrientes. Que cada cual haga de él lo que quiera”.

 Y aún nos sorprenderá más por tratarse de una novela donde los personajes hablan de si mismo como personajes de una novela. La madre del protagonista dice: “
hoy hace dieciocho años y cinco meses que a los propósitos de esta novela soy tu madre”, donde el protagonista también es consciente de esto: “No había más tiempo. Estamos en una novela muy corta” . Llegando a hablar entre si el narrador y el protagonista: “-Christie -le previene-. Me parece que esta novela no se puede extender mucho más. Lo siento”.

Se nos dicen «Hoy la novela únicamente debería proponerse ser divertida, brutal y corta» y desde luego lo cumple.

Menos más que los personajes de la vida real no nos dedicamos a aplicar la doble contabilidad de Christie Malry, aunque uno se queda, en estos días tan aciagos, con las ganas de tener la locura de aplicarla.



Mi cachico:

»Todo esto podría expresarlo en términos contables por partida doble, deudor, acreedor, segunda regla de oro, crédito de Christie Malry por el daño recibido, cargo del bloque de despachos por el daño causado.                                   ¿Cómo hacer el balance?

»Tengo derecho, claro a un retribución exacta. Todo activo ha de tener su pasivo, la primera regla de oro es esa. Pero ¿cuál es la forma de pago?»

Christie dio media vuelta y deshizo el camino, contra la marea de la multitud, hasta pasar de nuevo frente al edificio en construcción. Se detuvo, sacó una moneda del bolsillo y, acercándose[...]

«¡Cargádselo a ellos! ¡Acreditádmelo a mí!                ¡Cuenta saldada!»

Christie siguió andando como si no hubiera pasado nada, como si nadie lo hubiera notado.    ¡Y no lo había notado nadie!

«¡Eureka! ¡Es una idea genial! ¡Mi contabilidad privada!»

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