miércoles, 10 de octubre de 2012

POR QUÉ NO SOY CRISTIANO de Bertrand Russell

Traducción: Josefina Martínez Alinani
Edición: 2010
Editorial: Diario Público
Páginas: 318

Este libro es una recopilación de varios ensayos escritos entre 1899 y 1954 por Bertrand Russell, famoso filósofo inglés considerado como una de las mentes más lúcidas del siglo pasado.

En ellos expone su posición ante el cristianismo hace un analisis crítico de sus postulados y rebate sus argumentos tradicionales.
 
Identifica el miedo como fundamento principal de la religión, cuestiona las contribuciones de la religión a la felicidad del ser humano y a la civilización y critica muy duramente los planteamientos del cristianismo en cuestiones sexuales.

Comienza así:

"Como ha dicho su presidente, el tema acerca del cual voy a hablar esta noche es «Por qué no soy cristiano». Quizá sería conveniente, antes de nada, tratar de averiguar lo que uno quiere dar a entender con la palabra «cristiano». Hoy en día la emplean a la ligera muchas personas. Hay quienes lo entienden como que una persona trate de vivir virtuosamente."

LEÍDO  por.... Andrés:

Siempre me interesó Bertrand Russell, pero no había leído ningún libro suyo. En el Mercadillo de Ozanam me apareció éste y no dude en comprarlo. Lo he disfrutado durante una sosegada lectura.

Lo primero que me ha asombrado de este libro ha sido la fecha en que fueron escritos los diferentes artículos. El ensayo que da nombre y abre el libro fue una conferencia impartida en 1927 y contiene, entre otras estas perlas:
  •  "Lo que realmente hace que la gente crea en Dios no son los argumentos intelectuales. La mayoría de la gente cree en Dios porque le han enseñado a creer desde su infancia, y ésa es la razón principal. Y me parece que la razón más poderosa e inmediata después de ésta es el deseo de seguridad"
  • "Uno halla, al considerar el mundo, que todo el progreso del sentimiento humano, que toda mejora de la ley penal, que todo paso hacia la disminución de la guerra, que todo paso hacia un mejor trato de las razas de color, que toda mitigación de la esclavitud, que todo progreso moral realizado en el mundo, ha sido obstaculizado constantemente por las iglesias organizadas del mundo. Digo deliberadamente que la religión cristiana, tal como está organizada en sus iglesias ha sido, y es aún, la principal enemiga del progreso moral del mundo."

El resto de los ensayos son de diferente interés. Algunos los he devorado y otros los he ojeado por encima. Se leen fácil, salvo La existencia de Dios, debate entre Bertrand Russell y el Padre F. C. Copleston, que tiene unos niveles de raciocinio que lo hacen más complicado.

Según lo leía me parecía que ya lo había leído antes, sin duda por la divulgación que han tenido sus argumentos por otras personas y en otros ámbitos, reafirmándome en muchas de mis creencias. Particularmente interesante me han parecido sus puntos de vista en el ensayo Sobre los escépticos católicos y protestantes,  de donde he seleccionado Mi cachico

Antes de llegar al apéndice, después de leer su opinión sobre temas tan diversos, no solo habla de religión, también profundiza en la moral de distintas conductas, uno entiende la campaña que las fuerzas más reaccionarias de Nueva York desataron cuando fue nombrado profesor de su universidad en 1940. A uno le traen recuerdos de campañas más recientes y más cercanas a nosotros.

Libro de gran interés para toda persona con sentido crítico. Para leer con detenimiento.

Mi cachico:

"Para el protestante, el hombre excepcionalmente bueno es el que se opone a las autoridades y las doctrinas recibidas, como Lutero en la Dieta de Worms. El concepto protestante de la bondad es de algo individual y aislado. A mí me educaron como protestante y uno de los textos que más inculcaron en mi mente juvenil fue: «No seguirás a una multitud para hacer el mal». Me doy cuenta de que, hasta ahora, este texto influye en mis actos más graves. El católico tiene un concepto completamente diferente de la virtud: para él, la virtud es un elemento de sumisión, no sólo a la voz de Dios revelada en la conciencia, sino a la autoridad de la Iglesia como depositaria de la Revelación. Esto da al católico un concepto de la virtud mucho más social que el del protestante y hace el tirón mucho mayor cuando rompe su unión con la Iglesia. El protestante que abandona la secta protestante particular en que había sido educado hace solamente lo que los fundadores de aquella secta hicieron, no hace mucho, y su mentalidad está adaptada a la fundación de una nueva secta. El católico, por el contrario, se siente perdido sin el apoyo de la Iglesia. Puede, claro está, unirse a otra institución, como la de los masones, pero permanece consciente de todos modos de la rebeldía desesperada. Y generalmente queda convencido, por lo menos subconscientemente, de que la vida moral está confinada a los miembros de la Iglesia, de modo que para el librepensador se han hecho imposibles las más altas clases de virtud."

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